lunes, 23 de mayo de 2016

Vallejo, F. (1998). El monstruo bicéfalo. Bogotá: “Revista Número”, No 20, http://www.revistanumero.com/20bicefala.htm. Carlos Hernandez - Leonardo Gonzalez

Universidad Nacional de Colombia
Facultad de Ciencias Humanas
Asignatura: Problemática Social Colombiana
Profesor: Juan Carlos García Lozano
Estudiantes: Carlos Alberto Hernández Araujo y Leonardo José González González

Vallejo, F. (1998). El monstruo bicéfalo. Bogotá: “Revista Número”, No 20, http://www.revistanumero.com/20bicefala.htm

“Al monstruo bicéfalo liberal-conservador últimamente le salieron otras cabezas: la guerrilla, los paramilitares y el narcotráfico. Y así tenemos hoy pesando sobre Colombia a la hidra de cinco cabezas. Si bien las viejas produjeron a las nuevas y hacen parte de un solo animal, las cabezas no se hablan ni se ven ni se quieren reconocer. Temen verse en el espejo. Aunque a ratos cambian de opinión y sí se miran y se ven y se reconocen y arman híbridos de cabezas. Entonces nos nacen el Frente Nacional y la narcoguerrilla. En estos días dos de las cabezas resolvieron hablarse y reconocerse y andan en diálogos de paz. Por eso el impuesto de la paz.” (Vallejo, 1998).
Vallejo ataca en su discurso principalmente al partido liberal y al conservador, los cuales según él deberían ser tomados por dos entidades que merecen el mismo grado de repudio que los grupos al margen de la ley, ya que han sido los principales instigadores de la guerra en Colombia. Hay dos aspectos que caben resaltar del análisis que hace, uno es que no considera a la desigualdad económica como una causa del conflicto, sino que sitúa el énfasis en la desigualdad institucional entre los miembros del gobierno y los gobernados. Y el otro aspecto es el mecanismo mediante el cual los poderosos han luchado y se han repartido el poder, por una parte, generando guerras en las que el pueblo inerme ha sido el principal afectado, y, por otro lado, se han dedicado a repartirse los recursos públicos, las instituciones, el control del territorio a manos llenas en nombre de quienes son violentados. Dice Vallejo que en esa barbarie se ha enloquecido la semántica y ya no se puede distinguir la víctima del victimario. La constatación de cómo a pesar de su historia de violencia estos poderes (liberales, conservadores, la guerrilla, los paramilitares, la mafia) siguen exigiendo un grado de honorabilidad que no les corresponde, se ve confrontada con el discurso del escritor antioqueño quien desenmascara las responsabilidades que les atañen a las partes del conflicto. 

El texto nos ha suscitado las siguientes preguntas: ¿en qué medida el pueblo es responsable de su propia desgracia en tanto que sin su consentimiento tanto las guerras como la llegada al poder de los poderes clientelares no habría sido posible? ¿qué características estructurales hacen a Colombia tan susceptible al clientelismo y a la concentración del poder?

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