Universidad Nacional de Colombia
Asignatura Problemática Social Colombiana
Estudiantes Catalina Monsalve Arango y Angela M.
Murillo Hernández
12 de abril de 2016
RESEÑA
Kalmanovitz, S., Modernidad y competencia, en Fernando Viviescas y Fabio Giraldo Izasa
(comps.). “Colombia: el despertar de la modernidad”. Bogotá: Foro Nacional de
Colombia, pp. 311-324.
“Es evidente que
está ética, basada en el esfuerzo y el rigor, ha tenido muy poco desarrollo en
nuestro medio. Lo que se advierte en Colombia es una ausencia de rigor,
eficiencia y concordancia en la estructura constitucional y en el aparato
judicial, al mismo tiempo, en proporción inversa, un hiperdesarrollo de los
códigos de la ausencia, la irresponsabilidad individual y social y el fraude”. (pág. 314)
La ética mencionada
anteriormente, se desarrolló con el capitalismo (mentalidad burguesa), una
ética de responsabilidad individual que fue impulsada inicialmente por la
reforma protestante. Sin embargo, gracias a la herencia hispánica impuesta en
la conquista, la mentalidad y creencias de una
España que se resistió al protestantismo, manteniendo un pensamiento católico-feudal,
en el cual abundaba la desigualdad y la libertad (y autonomía) humana estaban
en último lugar. En la época colonial, por parte de los españoles se dio la
opresión en vez del impulso o la guía y el maltrato en vez del incentivo, acostumbrándonos
desde entonces a la dependencia, un emprendimiento limitado, la falta de
autorresponsabilidad y de compromiso social.
Ésta mentalidad permaneció
en la cultura colombiana, económica, social y políticamente. A nivel económico
los monopolios empresariales detienen el progreso; la economía nacional es para
enriquecer a unos, garantizando el mantenimiento y crecimiento de las que desde
el inicio fueron grandes industrias (burguesía oligárquica), acabando con las
pequeñas, o al menos impidiendo su
crecimiento, siendo éstas las que pueden aportar al futuro desarrollo económico
del país. Además como consecuencia de estas pésimas condiciones se da el
trabajo informal. A nivel político lo que se ve en abundancia es la corrupción y
el clientelismo, además del carácter patrimonial de la sucesión de puestos políticos
estatales
(Paso de la
hegemonía de generación en generación en las mismas familias). Y, por último, algunos
aspectos socio-culturales que se conservaron son el fanatismo religioso
(interviniendo en manifiestamente en toda clase de decisiones, aunque seamos un
Estado laico) y la desigualdad clasista.
Al evaluar al país en
la actualidad, a grandes rasgos, en comparación con hace uno o dos siglos hay
un avance, posee elementos modernos en el manejo de la economía y de la política
del Estado, (aunque la marcada hegemonía continúa), sin embargo, a pesar de una incipiente tendencia hacia la
secularización y la modernidad en las estructuras sociales, Colombia todavía presenta
demasiados elementos de irracionalidad, apegándose a la mentalidad
católico-feudal con una increíble y ciega terquedad.
¿Es probable que con
el paso del tiempo estos restos de irracionalidad se queden atrás?
No hay comentarios:
Publicar un comentario