sábado, 21 de mayo de 2016

Kalmanovitz, S., Modernidad y competencia, en Fernando Viviescas y Fabio Giraldo Izasa (comps.). “Colombia: el despertar de la modernidad”. Bogotá: Foro Nacional de Colombia, pp. 311-324. Angela Murillo - Catalina Monsalve

Universidad Nacional de Colombia
Asignatura Problemática Social Colombiana
Estudiantes Catalina Monsalve Arango y Angela M. Murillo Hernández
12 de abril de 2016

RESEÑA
Kalmanovitz, S., Modernidad y competencia, en Fernando Viviescas y Fabio Giraldo Izasa (comps.). “Colombia: el despertar de la modernidad”. Bogotá: Foro Nacional de Colombia, pp. 311-324.
“Es evidente que está ética, basada en el esfuerzo y el rigor, ha tenido muy poco desarrollo en nuestro medio. Lo que se advierte en Colombia es una ausencia de rigor, eficiencia y concordancia en la estructura constitucional y en el aparato judicial, al mismo tiempo, en proporción inversa, un hiperdesarrollo de los códigos de la ausencia, la irresponsabilidad individual y social y el fraude”. (pág. 314)
La ética mencionada anteriormente, se desarrolló con el capitalismo (mentalidad burguesa), una ética de responsabilidad individual que fue impulsada inicialmente por la reforma protestante. Sin embargo, gracias a la herencia hispánica impuesta en la conquista, la mentalidad y creencias de una  España que se resistió al protestantismo, manteniendo un pensamiento católico-feudal, en el cual abundaba la desigualdad y la libertad (y autonomía) humana estaban en último lugar. En la época colonial, por parte de los españoles se dio la opresión en vez del impulso o la guía y el maltrato en vez del incentivo, acostumbrándonos desde entonces a la dependencia, un emprendimiento limitado, la falta de autorresponsabilidad y de compromiso social.
Ésta mentalidad permaneció en la cultura colombiana, económica, social y políticamente. A nivel económico los monopolios empresariales detienen el progreso; la economía nacional es para enriquecer a unos, garantizando el mantenimiento y crecimiento de las que desde el inicio fueron grandes industrias (burguesía oligárquica), acabando con las pequeñas, o  al menos impidiendo su crecimiento, siendo éstas las que pueden aportar al futuro desarrollo económico del país. Además como consecuencia de estas pésimas condiciones se da el trabajo informal. A nivel político lo que se ve en abundancia es la corrupción y el clientelismo, además del carácter patrimonial de la sucesión de puestos políticos estatales                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                  (Paso de la hegemonía de generación en generación en las mismas familias). Y, por último, algunos aspectos socio-culturales que se conservaron son el fanatismo religioso (interviniendo en manifiestamente en toda clase de decisiones, aunque seamos un Estado laico) y la desigualdad clasista.
Al evaluar al país en la actualidad, a grandes rasgos, en comparación con hace uno o dos siglos hay un avance, posee elementos modernos en el manejo de la economía y de la política del Estado, (aunque la marcada hegemonía continúa), sin embargo,  a pesar de una incipiente tendencia hacia la secularización y la modernidad en las estructuras sociales, Colombia todavía presenta demasiados elementos de irracionalidad, apegándose a la mentalidad católico-feudal con una increíble y ciega terquedad.
¿Es probable que con el paso del tiempo estos restos de irracionalidad se queden atrás?


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