sábado, 21 de mayo de 2016

JARAMILLO URIBE, J. (1982), LA DECADENCIA ESPAÑOLA EN “EL PENSAMIENTO COLOMBIANO EN EL SIGLO XIX”, BOGOTÁ: EDITORIAL TEMIS, PP. 19-39. Angela Murillo - Catalina Monsalve

JARAMILLO URIBE, J. (1982), LA DECADENCIA ESPAÑOLA EN “EL PENSAMIENTO COLOMBIANO EN EL SIGLO XIX”, BOGOTÁ: EDITORIAL TEMIS, PP. 19-39.
Estudiantes Catalina Monsalve y Angela M. Murillo Hernández 
16 de febrero de 2016
“Estos son los males que han nacido del descubrimiento de las Indias; y, conocidas sus causas, se conocen sus remedios. El primero es que no se desprecie la agricultura en fe de aquellas riquezas, pues las de la tierra son más naturales, más ciertas, más comunes a todos; y así es menester conceder privilegios a los labradores y librarlos de los pesos de la guerra y de otros”. Empresas, ed. Cit., Vol. III, LXIX, pp. 204, 206 y 209. En J. Jaramillo Uribe, La decadencia española.
En la España renacentista, con el descubrimiento de América, se vivió una situación paradójica, pues mientras que se veía decaer políticamente a nivel mundial, conquistaba y fundaba un gran imperio colonial. Este hecho hizo que los españoles perdieran de vista su avance tanto económico como político y en consecuencia desaprovecharan su gran potencial de producción agraria junto con los bastos recursos provenientes de las colonias americanas bajo su dominio.
Así pues, de la misma manera en que un hijo sigue la conducta de sus padres, nosotros los colombianos estamos siguiendo los pasos de nuestros antiguos colonizadores. Aunque Colombia a lo largo de la historia siempre se ha caracterizado por ser un país agricultor y actualmente lo sigue siendo, la realidad es que ahora hemos perdido la importancia de la agricultura tradicional y de los recursos naturales que poseemos. Estamos menospreciando todo esto a tal punto que: desterramos a los campesinos de sus tierras, sobre explotamos los suelos hasta dejarlos infértiles, vendemos y desperdiciamos nuestros recursos naturales, le damos prioridad a los productos extranjeros sobre los nuestros, entre otras cosas.

De esta forma tenemos que lo que originó la decadencia española está causando nuestra perdición; es decir, el menos precio de las leyes naturales a costa de la priorización del enriquecimiento económico. Sin embargo, no todo está perdido, podemos modificar todo esto previniendo el mañana y teniendo consciencia de nuestra historia para así cambiar el rumbo de nuestros actos.

¿Por qué los sucesos históricos tienden a repetirse?

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